PARA TI Y POR TI, QUERIDA TÍA.
Alicante, 7 de Diciembre 2007
Cuando un ser querido nos deja, se lleva todos los momentos que ya nunca podremos compartir con ellos. Sin embargo, nos quedan tantos otros recuerdos que vivimos juntos, con ella, en familia. Eso es lo que debemos mantener vivo y lo que debe darnos fuerzas para seguir adelante.
Si algo podemos recordar de nuestra querida Encarna es que fue buena, generosa, valiente y sufrida hasta el final de sus días. También siempre estarán con nosotros aquellas deliciosas croquetas de pollo, el famoso cocido, sus habitas de fin de semana, su coca amb tonyina, su coca boba, en una palabra toda su generosidad y su cariño.
La vida no ha sido condescendiente con ella y el revés de la noticia, un devastador cáncer de pulmón, aún parece resonar en nuestra cabeza como si fuese ayer, y hace ya más de tres meses.
Si algo nos consuela es saber que se marchó deprisa, sin demasiado sufrimiento, tranquila y en paz, y que lo hizo por capricho del destino - o tal vez no - un 6 de diciembre, 43º aniversario de su boda y que a sus 68 años y tras diez años separados, volvió a reunirse para siempre con el que fue, es y será el amor de su vida. Creo que lo extrañó siempre hasta tal punto que decidió dejarnos ese día para estar junto a él.
Nosotros aquí te echaremos mucho de menos. Hasta siempre querida tía, estoy segura de que nos veremos de nuevo algún día... D.E.P. y recuerda lo que te dije al oído la última vez que te besé (te quiero).
Si algo podemos recordar de nuestra querida Encarna es que fue buena, generosa, valiente y sufrida hasta el final de sus días. También siempre estarán con nosotros aquellas deliciosas croquetas de pollo, el famoso cocido, sus habitas de fin de semana, su coca amb tonyina, su coca boba, en una palabra toda su generosidad y su cariño.
La vida no ha sido condescendiente con ella y el revés de la noticia, un devastador cáncer de pulmón, aún parece resonar en nuestra cabeza como si fuese ayer, y hace ya más de tres meses.
Si algo nos consuela es saber que se marchó deprisa, sin demasiado sufrimiento, tranquila y en paz, y que lo hizo por capricho del destino - o tal vez no - un 6 de diciembre, 43º aniversario de su boda y que a sus 68 años y tras diez años separados, volvió a reunirse para siempre con el que fue, es y será el amor de su vida. Creo que lo extrañó siempre hasta tal punto que decidió dejarnos ese día para estar junto a él.
Nosotros aquí te echaremos mucho de menos. Hasta siempre querida tía, estoy segura de que nos veremos de nuevo algún día... D.E.P. y recuerda lo que te dije al oído la última vez que te besé (te quiero).
R.I.C.
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